Iglesia Adventista del Séptimo Día

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historia de la iglesia de la concordia

 

Historia de la Iglesia Adentista de La Concordia

Todas las grandes historias y los grandes proyectos tienen un génesis. En la mayoría de los casos los comienzos comienzan de la forma más sencilla y humilde y poco a poco van creciendo y tomando forma hasta alcanzar la estatura de un gigante. Así pasó con la Iglesia Adventista del Séptimo Día de La Concordia, la primera Iglesia de la denominación en Venezuela. A raíz de la llegada de los misioneros Frank y Rose Lane en 1908 y con la ayuda del Espíritu Santo se conformó el 25 de marzo de 1911 la primera feligresía de una Iglesia Adventista en territorio venezolano. 

Por entonces, la llamada Iglesia Adventista de Caracas no se imaginaría todo el potencial y las bendiciones que Dios derramaría por su medio y todas las congregaciones que de su seno saldrían en el futuro para seguir sembrando a Venezuela con la semilla y las creencias adventistas. 

El Pastor Frank Lane y su esposa Rose se unieron a los colportores Ricardo Greenidge y su esposa Rebeca para comenzar a predicar el evangelio en Caracas. Luego de desembarcar en Venezuela, los misioneros tomaron el tren hacia Caracas y en la estación de ferrocarril de Caño amarillo, providencialmente se encontraron con el amigo que los había encontrado en Barbados, el cual los ayudó en su ubicación y hospedaje en la ciudad capital. 

Los misioneros se establecieron en una casa ubicada en las esquinas de Pinto y Santa Rosalía y pronto los Lane comenzaron a preparar el material evangelístico. Pronto los greenidge comenzaron sus tratamientos electro-hidroterapeuticos, con los cuales no solamente iniciaban contactos misioneros para que los Lane  pudieran realizar visitas y evangelizar sino que lograban costearse los gastos de los materiales que iban necesitando. 

Cuando el Pastor Lane se sintió preparado para presentar una serie de conferencias, se dispuso a elaborar las ilustraciones proféticas en bastidores de Hule y madera, por lo que el hermano Greenidge se dirigió al aserradero de Diego Morales Báez, situado de Maderero a Bucare ( hoy avenida Baralt), para adquirir materiales. En ese lugar conoció al carpintero Miguel Corro, quien se ofreció a transportarle la mercancía en su carretilla. Al llegar a su destino, Corro debía atravesar la casa para depositar la madera en el fondo de la misma. 

Mientras lo hacía observó una serie de cuadros extraños, los cuales representaban las profecías de Daniel, Isaías, Jeremías y Apocalipsis. lleno de curiosidad, le preguntó a Greenidge por su significado y éste llamó al Pastor Lane quien provisto de una Biblia en español y otra en inglés trató de explicarle el mensaje profético. Corro se despidió impresionado por las palabras del misionero quien lo invitó para que volviera a visitarlo. 

La siguiente visita de Corro no se hizo esperar y a las pocas horas se presentó acompañado de su amigo Antonio Pinto, al cual había referido su encuentro anterior y quien quedó profundamente impresionado por las palabras del misionero. Juntos, Corro y Pinto se dedicaron a invitar a otras personas para que los acompañaran a visitar a los misioneros, oportunidad que aprovechó el pastor Lane para iniciar una clase bíblica todas las noches en la sala de su casa. 

Varios de los nuevos creyentes aceptaron las enseñanzas bíblicas y armonizaron sus vidas con los principios adventistas, preparándose para el primer bautismo, el cual se realizó en el río Anauco, sector Coticita del cerro El Avila, el 25 de marzo de 1911 con un total de 11 candidatos, ocho de ellos mujeres. 

Así comenzó una larga travesía para los primeros adventistas en Caracas, los primeros 11 feligreses de la Iglesia Adventista de La Concordia, una coingregación que tendría muchos retos y desafíos para regar por toda la capital y Venezuela el evangelio.

 

 

 

Con información del libro: Sin temor al futuro de Nataniel García Robayna