(Harry Fener y Lutero Warren fueron los fundadores de la sociedad de jóvenes adventistas a finales del siglo XIX)
Los jóvenes en la historia adventista
Uno de los mayores privilegios los tienen aquellos que desde muy temprana edad han dedicado su fuerza y vigor a trabajar por Cristo. La tenacidad y arrojo con la que muchos jóvenes entregan su tiempo y sus talentos al servicio celestial debería ser la norma y conducta que inspire a muchos miembros de iglesia para alcanzar grandes cosas. Y es que más allá de un "primer amor" o un sentimiento momentáneo, la verdadera entrega al servicio celestial se cumple con un servicio abnegado y honesto, sin esperar la aprobación terrenal, sólo con la satisfacción de cumplir con un compromiso celestial.
En la historia del desarrollo de la Iglesia Adventista muchos fueron llamados desde la juventud para dar el ejemplo y comenzar a sentar las bases de un movimiento religioso que hoy abarca casi todo el mundo.
Harry Fenner y Lutero Warren fueron dos jóvenes que sin saberlo realizaron sentaron las bases del ministerio juvenil adventista. Su idea de hacer las reuniones y el evangelismo para la juventud dio poco a poco grandes resultados que han sido de grandes bendiciones para todos. La primera reunión de jóvenes organizada fue en 1879 cuando Harry Fenner (edad 16) y Lutero Warren (edad 14) organizaron reuniones en Hazelton, Michigan, para promocionar obra misionera, recaudar fondos para literatura misionera y para fomentar la causa de temperancia.
Sin ir más lejos, la sierva de Dios, Elena G. de White recibió su primera visión a la edad de 17 años. A partir de entonces su juventud fue un ejemplo de una constante consagración con el Creador, el cual en un tiempo perfecto le fue revelando más y más verdades para los adventistas de entocnes y para los de nuestros días.
Como vemos, los grandes pilares de nuestra iglesia no fueron los adultos con mayor edad o con una hoja currícular larga y llena de títulos. Los jóvenes también se hicieron sentir y dejaron su huella en el desarrollo de un pueblo triunfante que se prepara cada día más para encontrarse con el Creador del universo.